¿Cuántos años faltan para ver un juez robot?
En estos días en los que todos estamos sobrecargados por temas de corrupción política, de evasión de impuestos, y de famosos desfilando en juzgados; lo peor para mi es entender que todos tendrán un trato diferente dependiendo de dónde vienes, o a lo que te dediques.
En este sentido escribí mi último artículo en Ecoonomía, crónica de El Español. Creo que sería mucho más justo un robot, y creo que es un gran momento para convencer a los políticos, pues son los que están saliendo peor parados.
Aquí está el artículo completo https://cronicaglobal.elespanol.com/ecoonomia/opinion-ecoonomia/que-me-juzgue-un-robot_103001_102.html
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Actualizado el 20 de noviembre, 2023
Lamento que la sección de Ecoonomía se ha eliminado de El Español, así que publico el artículo a continuación:
Que me juzgue un robot
En cualquier economía, uno de sus principales pilares es la
justicia, en cualquier momento en el que un inversor no sienta que el sistema
jurídico es fiable huirá. Los ciudadanos también nos consideramos afectados
cuando presenciamos un veredicto que la sociedad ya daba o por inocente o por
culpable. Pero el caso es que el sentimiento general es de abuso, de
desigualdad y de injusticia (antónimo de justicia).
En los últimos meses el debate ha estado en cada lugar de
trabajo, bar, o frente a la máquina de café. Muchos políticos han estado
desfilando por los juzgados y han llenado los telediarios, y como consecuencia
creo que han avivado el malestar respecto de un sistema que hoy no parece al
menos justo, a mí al menos no me lo parece.
Como principio básico, si hemos de hablar de justicia
deberíamos al menos esperar que dos casos idénticos tengan un principio y un
final similar. Con la ambigüedad que expreso en la última frase creo que me
explico mejor con un ejemplo. Si en un caso X, participa un político o un
famoso, el caso llegará antes a los juzgados, y también tendrá mucho mejor
ritmo. En un caso similar, pero entre dos ciudadanos comunes (como somos el
resto de los mortales), el caso tardará años, y por consiguiente no se recibirá
un trato igual, en ninguno de los casos, quizá al famoso le interesaba ir más
despacio, o al ciudadano común le interesa la rapidez. Lo cierto es que, en mi
pobre definición de justicia, todos deberían recibir el mismo trato, bueno o
malo, pero igual.
Por otro lado, cuando se trata de un político, lo más
posible estos días, es que la sentencia sea más fuerte que si se tratara de un
ciudadano de a pie, lo que suele llamarse “ejemplarizante”. Esto porque en el
pasado se cometieron tantos abusos, y porque si fuera de otra forma seguramente
la opinión pública le daría un escarmiento peor, pero pareciera que la
tendencia es a que se le juzgue y castigue con más severidad.
Otro ejemplo que he compartido varias veces en foros de derecho
es que, en dos salas paralelas, con casos similares, la probabilidad de obtener
un resultado también similar es tan remota como encontrar vida inteligente en
Marte.
Por esta razón y en repetidas ocasiones, he dicho que yo
preferiría que me juzgara un robot. Un robot no tiene la necesidad de dar
sentencias “ejemplarizantes”, un robot no le daría prioridad al famoso porque
no sabría que es famoso, un robot difícilmente se dejaría engañar con un
penalti fingido (las trampas y engaños que muchos abogados entienden por
defensa), un robot no daría una visión emocional, un robot no juzgaría a dos
personas de forma diferente en el mismo caso.
Con el uso de la tecnología, algo que sí podríamos asegurar
es que todos recibirían un trato igual, aunque el algoritmo estuviera mal
programado, seguiría “repartiendo justicia a todos por igual”.
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