Si una pescadería escribe un artículo médico con las reglas de Google podría posicionarlo de primero
Cada vez que asisto a un curso o charla de SEO, o que alguien da consejos de SEO, me pongo de mal humor, pero de muy mal humor. La razón es simple, tienen razón. Entre más acierten, mayor mi molestia. SEO se define como “la optimización de la web para los buscadores”, (del inglés Search Engine Optimization), en otras palabras, escribe para Google, o como Google prefiere ver la información. Yo lo defino de muchas otras formas, algunas de hecho que no me atrevo a escribir en este blog, para esas siglas deberían significar otras cosas. Lo peor de todo es que no es algo trivial, nadie debería ignorar el SEO, ya que sería como escribir un buen libro, y dejarlo en el despacho sin enseñarlo a nadie. Hacer una web no significa que alguien te encuentre, todo lo contrario, una vez que te unes al ciberespacio, si no gestionas correctamente el contenido que produces, podría terminar asociado a algo que no te va a gustar. También existe la posibilidad de que se asocie a algo positivo,