¿Marcha atrás en el Brexit? | Reino Unido frena las ventas de tecnología
Existe una técnica de ventas que se llama “quitar el
producto”, se usa para acelerar el cierre de un negocio cuando el potencial
comprador tarda en tomar la decisión. Lo que se suele hacer es “retirar el
producto” o “retirar la oferta”, se le dice al potencial comprador que la
oferta ya no está disponible y que quizá incluso le conviene no adquirirla.
Este escenario bien ejecutado hace que la persona que está considerando la
compra use su imaginación y se imagine sin el producto o experimente la pérdida
del producto. Esto ayuda a que valide la importancia o el verdadero interés en
el producto o servicio.
Los británicos están experimentando esta sensación posterior
al voto del Brexit. Aun cuando hemos conocido tantas historias de desengaños, y
“bromas” en el voto, la verdad es que han votado, y vivimos en una sociedad
supuestamente avanzada.
Esta semana Gartner ha dicho que el gasto en tecnología se
frena en 2016 principalmente por causa del Brexit, ya que en el Reino Unido
están la mayoría de las sedes europeas de las grandes empresas de tecnología,
pero también las financieras.
Además, tal como anticipé en un post anterior “La herencia del Reino Unido tras el Brexit”, las principales ciudades europeas
se han lanzado a buscar la herencia, los bienes del “futuro” muerto, incluso
antes de que se marche.
George Soros, ha escrito un artículo que hace referencia a la quizá cercana fecha del “arrepentimiento”,
y le llama “el Regrexit”, algo así como la marcha atrás. Los ciudadanos del
Reino Unido están viviendo pequeñas señales de lo que realmente va a ocurrir si
se marchan del Reino Unido, incluyendo el hecho de que quizá el Reino Unido
pase a llamarse Inglaterra, pues sus hermanos de Escocia, Irlanda del Norte y
Gibraltar no están nada contentos y están pidiendo su propio referéndum, no
para opinar respecto de la Unión Europea, sino respecto del Reino Unido, y lo
peor es que ya tienen precedente con lo que podrían vivir otra realidad
añadida.
PD. Con modelos de Big Data y realidad aumentada quizá habría resultado más barato y menos doloroso.
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