Método para que nadie pierda

He escuchado la frase que explica que en una carrera, quien cruza la meta en segundo lugar se convierte en el primer perdedor. Es probable que este tipo de frases nazcan en el hecho de que el ganador levanta los brazos y celebra su triunfo, y además del evidente hecho de que ha ganado a todos los demás.

Una idea similar, y en mi opinión equivocada se usa en otro tipo de concursos o competiciones no deportivas. Por ejemplo, en una licitación, o en un proyecto, o en las elecciones políticas. 

También lo vivió Gustav Eiffel, el célebre ideólogo y constructor de la Torre Eiffel. Él compitió contra más de 100 proyectos, y en especial contra el proyecto del arquitecto Jules Bourdais, quien proponía un enorme faro con estilo más tradicional.

¿Los perdedores son oposición?

Cuando se eligió el proyecto de Eiffel, que originalmente se llamba "Torre de más de 300 metros", algunos de quienes no fueron elegidos, es decir, los perdedores, hicieron oposición, escribieron, y de forma generalizada esperaron el fracaso del proyecto. Un error en mi opinión.

Esta es la misma situación que ocurre con los políticos por ejemplo, cuando un proyecto se elige u obtiene más votos, los demás se autodefinen como oposición, y a partir de ahí su auto elegido trabajo es procurar (o desear) el fracaso al contrincante. 

Princpalmente con dinero público, si un proyecto fracasa fracasamos todos, y con toda honestidad, si un partido político pone piedras en el camino debería ser responsable del fracaso.

Premiar el trabajo colectivo

En el año 2015 participé de unas rondas organizadas por Google y otros más que se llamaban "Startup Weekend". Consistía en un concurso de emprendimiento que se iniciaba el viernes y se cerraba domingo por la noche. 

El viernes se presentaban ideas y algunos proyectos en marcha, y se elegía entre todos qué proyectos entrarían a concurso durante el fin de semana. Lo que tenía de especial es que las personas que presentaban ideas que no habían sido elegidas, podían unirse a los proyectos que si se habían clasificado para participar de ellos. De la misma forma, quien aceptaba participar y se sabía clasificado para el concurso, debía estar en acuerdo para aceptar otros participantes, aunque fuera por medio de una clasificación.

Desde luego la idea es de su dueño, pero por qué no entender que de una u otra forma, si un proyecto tiene éxito todos ganamos. De ahí que esta idea me guste tanto, el hecho de que no haya perdedores, y que si alguien tiene una idea mejor, poder unirse a dicha idea, no marchar a casa derrotado, o usar todo el "humanismo" para sabotear.



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