Por el derecho a bailar con Tik-Tok

Por supuesto que lo he pensado muchas veces: 

¿Qué pasaría si por un mes, o seis meses se cerraran las redes sociales?

Quizá seríamos más felices. Todas esas personas enganchadas a las redes dejarían de estarlo (son como una droga), y seguro que insultaríamos menos o nada si no hay una red dónde hacerlo.

Esta semana hemos sabido que el gobierno de España estudia la opción de incluir en la ley de telecomunicaciones un tipo de "obligación" por medio del cual los operadores tendrían que ofertar "una tarifa social" de Internet. En otras palabras, una forma de asegurar que acceder a Internet sea un derecho cada vez más cercano para todo el mundo, y no un privilegio de quienes puedan pagar las tarifas de banda ancha.

No obstante, la idea se mueve en garantizar acceder a servicios, por ejemplo la banca digital, o las web para gestiones del gobierno, pero lo que más me llama la atención es que incluye acceder a redes sociales, como una de esas necesidades básicas. Algo así como el derecho a drogarse, o a poner la mente en blanco (mi opinión). Me llama la atención, me llama mucho la atención. 

Qué significa esto para mí. En los alimentos básicos que deberían tener un impuesto muy bajo o ninguno, es normal que esté el pan, la leche, arroz, tomates, patatas, y estoy dispuesto a negociar algunas galletas... pero ¿gominolas? (Instagram) ¿ron? (Twitter) ¿doritos? (Facebook) ¿coca-cola? (Tik-Tok)... creo que me he explicado.

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