¿Estás de acuerdo con las escuchas telefónicas por parte de la policía?
No sé cuál es tu opinión, si a favor o en contra de la potestad que tiene un juez para ordenar escuchas telefónicas para casos de crimen organizado, drogas, terrorismo o cualquier otra situación. Antes de entrar en el detalle diré que estoy de acuerdo, quizá no un rotundo acuerdo porque siempre estás con el sentimiento de ¿Quién escucha o cómo escucha? pero como suele decirse, cuando no hay nada que temer, pues es más fácil dormir por las noches.
La población general suele estar en contra en tiempos de paz, pero muy a favor y con un convencimiento enorme después de un atentado terrorista, o de un gran evento de seguridad. Es el mismo efecto que hay cuando nos han robado, antes de que nos ocurra somos muy confiados, y después de que nos ocurre dejamos de serlo.
Ahora que te he dado dos párrafos de ventaja para formarte una opinión, me gustaría comentar dos noticias de esta semana.
Seguramente ya habías leído que el FBI había pedido a Apple que construya una puerta trasera para el iPhone para poder acceder a información, en el caso particular que disparó la petición ocurrión en un juzgado de California a raíz de la investigación contra un terrorista, el responsable de la matanza de San Bernardino. El segundo caso ha ocurrido en Brasil, donde un juez pidió las comunicaciones de WhatsApp de un imputado en un caso de tráfico de drogas, la solicitud se cursó a la oficina local de Facebook (empresa dueña de WhatsApp), quien se negó a entregar la información y como consecuencia final el juez ha ordenado el ingreso en prisión preventiva del Vicepresidente de Facebook para la latinoamérica, máximo responsable de la firma en el país.
Las escuchas telefónicas son el pasado. Las llamadas son cada vez menos frecuentes, y especialmente entre quienes no quieren ser escuchados. Los delincuentes se han cambiado a la mensajería instantánea, que por ahora NO está intervenida, ni tiene visos de que pueda hacerse en un futuro cercano.
Hay que recordar que los datos suelen viajar cifrados por la red, por este motivo no es posible ir al proveedor de los servicios de telecomunicaciones a pedir los datos, esto más el hecho de que en un momento se hace en 4G (operador móvil), en otro está en una red WiFi de un restaurante, y después en el de un hotel. La única constante suele ser el dispositivo móvil (caso de Apple y el FBI), o la aplicación (caso de WhatsApp y la justicia brasileña).
Los correos electrónicos ya se podían "intervenir" en Estados Unidos, empresas como Google y Microsoft ya se han visto en las condiciones de entregar correos específicos a solicitud de un juez. En España estamos asistiendo a un escenario lamentable en el que los casos de corrupción política vienen acompañados por toneladas de correos electrónicos, y es que son una defensa "regularmente buena", eso sin el hecho de la facilidad que tiene de falsificar. ¿Pero los mensajes instantáneos en Facebook, en Twitter (privados), en WhatsApp, etc? estos no son tan fáciles de enseñar, y aunque una de las partes quiera hacerlo, seguro que la conversación contiene suficiente información comprometedora de muchos otros temas.
En fin. Un caso que deberíamos empezar a debatir con urgencia, antes que resulte solo en manos de diputados y jueces, quienes por lo general eligen la opción menos conveniente.
La población general suele estar en contra en tiempos de paz, pero muy a favor y con un convencimiento enorme después de un atentado terrorista, o de un gran evento de seguridad. Es el mismo efecto que hay cuando nos han robado, antes de que nos ocurra somos muy confiados, y después de que nos ocurre dejamos de serlo.
Ahora que te he dado dos párrafos de ventaja para formarte una opinión, me gustaría comentar dos noticias de esta semana.
Seguramente ya habías leído que el FBI había pedido a Apple que construya una puerta trasera para el iPhone para poder acceder a información, en el caso particular que disparó la petición ocurrión en un juzgado de California a raíz de la investigación contra un terrorista, el responsable de la matanza de San Bernardino. El segundo caso ha ocurrido en Brasil, donde un juez pidió las comunicaciones de WhatsApp de un imputado en un caso de tráfico de drogas, la solicitud se cursó a la oficina local de Facebook (empresa dueña de WhatsApp), quien se negó a entregar la información y como consecuencia final el juez ha ordenado el ingreso en prisión preventiva del Vicepresidente de Facebook para la latinoamérica, máximo responsable de la firma en el país.
Las escuchas telefónicas son el pasado. Las llamadas son cada vez menos frecuentes, y especialmente entre quienes no quieren ser escuchados. Los delincuentes se han cambiado a la mensajería instantánea, que por ahora NO está intervenida, ni tiene visos de que pueda hacerse en un futuro cercano.
Hay que recordar que los datos suelen viajar cifrados por la red, por este motivo no es posible ir al proveedor de los servicios de telecomunicaciones a pedir los datos, esto más el hecho de que en un momento se hace en 4G (operador móvil), en otro está en una red WiFi de un restaurante, y después en el de un hotel. La única constante suele ser el dispositivo móvil (caso de Apple y el FBI), o la aplicación (caso de WhatsApp y la justicia brasileña).
Los correos electrónicos ya se podían "intervenir" en Estados Unidos, empresas como Google y Microsoft ya se han visto en las condiciones de entregar correos específicos a solicitud de un juez. En España estamos asistiendo a un escenario lamentable en el que los casos de corrupción política vienen acompañados por toneladas de correos electrónicos, y es que son una defensa "regularmente buena", eso sin el hecho de la facilidad que tiene de falsificar. ¿Pero los mensajes instantáneos en Facebook, en Twitter (privados), en WhatsApp, etc? estos no son tan fáciles de enseñar, y aunque una de las partes quiera hacerlo, seguro que la conversación contiene suficiente información comprometedora de muchos otros temas.
En fin. Un caso que deberíamos empezar a debatir con urgencia, antes que resulte solo en manos de diputados y jueces, quienes por lo general eligen la opción menos conveniente.
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